jueves, 6 de septiembre de 2007

CABALGATEATRO: DOS MONÓLOGOS

Obras de actuación memorable. Tian Gombau, Mono Sapiens
Por: Prensa Libre

A ratos, en escena, es un poeta de la ternura, otras, el enérgico actor que inserta el discurso directamente hacia la conciencia del espectador. El barcelonés Tian Gombau, maestro en el difícil arte de la imitación, se desplaza transformado en un mono inteligente por el escenario.

El animal fue llevado de África hacia Europa, aprendió a conversar y tomó conciencia del comportamiento humano. Florece en el personaje una reflexión certera: el hombre guarda dentro sus instintos más bestiales. Así como los animales cuidan su territorio, el humano defiende salvajemente sus fronteras.

Mono Sapiens devela, poco a poco, más miserias como la estupidez guarecida dentro del corazón humano.

El texto podría llegar a ser un lugar común, pues ya se sabe que los habitantes del planeta podemos ser, en algunos casos, más bestias que un burro, pero su efectividad trasciende gracias a las virtudes de Gombau, cuya gesticulación y desplazamiento escénico tienen esa cara –carísima–, mezcla de técnica y pasión que consigue hacernos reír y reflexionar, o compadecer, según nos veamos o veamos a otros, en ese espejo que es un simio.

Tian Gombau sorprende por su habilidad para imitar a un simio, con todo y sus rugidos, pero más todavía por su excepcional capacidad de atravesar con elocuencia el corazón de los espectadores. (31 de agosto, Teatrén. Gombau forma parte de la compañía El Teatre de L’Home Dibuixat).

Felipe Acosta, Mea Culpa

El teatro hondureño tiene un nombre que ya identificamos con gran expectación: Bambú. Uno de sus integrantes, Felipe Acosta, presentó el monólogo Mea Culpa, obra escrita por él mismo y ubicada dentro de los fondos emocionales y físicos de la indigencia. Jesús, nombre del personaje alcohólico, cuenta su vida a su similar, Demetrio.

El espectador tiene en el escenario, desde el inicio, a un actor omnipresente: Felipe Acosta captura todos los rincones, se adueña, domina el espacio con una facilidad impresionante.

Vestido con trapos sucios y viejos arenga contra la vida y la muerte, con las más sonoras obscenidades, y en ese tono relata momentos clave de su vida de niño, joven y adulto.

La historia del personaje es brutal y envolvente, la actuación de Acosta, soberbia. Tiene éste una cualidad excepcional: su voz, cuado grita, no ensordece. Su rostro se transforma con una violencia calculada, y cuanto podría resultar melodramático se hace inexplicablemente digno de su personaje indigente.

Acosta es un actor de temperamento huracanado y apacible, capaz de sostener con destreza ambos humores, el dolor y las emociones de su personaje.

Bambú viene a nuestro país solamente una vez al año. Nuestra recomendación es que no se lo pierda cuando sea oportuno. (Teatro de la Universidad Popular, 1 de septiembre).

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