martes, 7 de agosto de 2007

PLASTICA, LO CURSI Y LO KITSCH

La política apareció sobre la tierra desde que existió el primer hombre. La manipulación de Eva y falta de visión de Adán son buen ejemplo de ello, y el primer crimen político podría ser el de Caín.

En política lo cursi y lo Kitsch tienen connotaciones diferentes por ejemplo: cursis son los políticos ya maduros que quieren aparentar una juventud perdida, recurren a la cirugía estética, tintes y peluquines, tienen todo el derecho de hacerlo. Los que ya peinan canas quieren aparentar ser un post adolescentes, de allí que cada campaña política tenga sus características.

En esta campaña está a la vanguardia el pantalón vaquero. Este luce bien mientras el que lo lleva haya guardado la línea y no pase de los treinta años, pasada esta edad, la cédula de vecindad pasa factura. Las canas están de moda, el pelo “plateado” se supone transmite seriedad y confianza, el bigote está fuera de juego, sólo tres lo usan, la barba creo que sólo uno. Los que lucen calva reluciente recurren “al préstamo” o sea la rayita de lado, haciendo malabares para lucir una cabellera tipo león.

Las canas en las sienes estuvieron muy de moda en el pasado mandato. El que las luce piensa que esto da un aire de intelectualidad pero sobre todo de distinción. Con este truco hay que ser cauto, el exceso de blanco puede dar aspecto de zorrillo. Los “artistas capilares” de todos lo tiempos han hecho verdaderas maravillas.

El arquetipo de peinado se inspiró muchas veces en los emperadores romanos, el mejor ejemplo lo proporciona Napoleón I, el cual lucía un peinado a lo Catón. La barba la puso de moda Fidel Castro, su barba se desparrama sobre el rostro y el cuello. El bigote ya está fuera de juego, lo desacreditó Hitler con el bigote tipo cepillo de dientes pegado a la nariz; dicen que se lo copió a Chaplin. Mussoline se creía busto romano.

Cursi o Kitsch por orden de grado estaría: Nerón, luego Luis XIV quien decía a los que lo acicalaban: “haced todo lo que pueda servir a mi gloria”. El Rey Sol soñaba con parecerse a César soñando con Cleopatra. Se llegó a tales extremos de servilismo en tiempos del Rey Sol (frase cursi) que durante el oficio religioso, en el momento de la elevación de la hostia, ese grupo de cortesanos serviles se inclinaba ante él y no ante aquella.

El traje en los candidatos es muy importante, “el terno” esta fuera de uso. Por qué no decir informal y no “casual” palabra sacada del inglés.

Recomendaciones a los candidatos: primero, que no se vea que están de “estreno”. En México en tiempos de Álvaro Obregón estuvo de moda el llamado “azul diputado”, ni claro ni oscuro, algo así como nuestro “azul bandera” que en fibra de dacrón es apabullante.

Sobriedad ante todo, sin llegar a parecer que se está de duelo.

Las consabidas frases proselitistas son kitsch y no cursis, son kitsch porque son engañosas, nos quieren pintar al mundo no como es sino como ellos le temen.

La esencia del kitsch compite en la sustitución de la categoría ética, lo que importa es el efecto. El kitsch siempre es lo mismo, utiliza lo prefabricado, o sea la apariencia, ejemplo: “reciedumbre de carácter”, “bizarro general”, “sufrido pueblo”, “nuestra democracia es diáfana”, “el futuro de nuestros niños”. ¿Y el presente?

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