jueves, 2 de agosto de 2007

LOCOS POR UN TITULO

Ser llamado "señor" o "señora" en los círculos sociales de Nigeria, significa ser un don nadie.

Para ser considerado de la plana mayor o alguien importante, se necesita ser jefe o al menos tener un doctorado.

Pero algunos temen que esta locura por el título de "jefe" podría estar erosionando lo que alguna vez fue una posición altamente respetada en la sociedad tradicional nigeriana.

Ser un jefe tradicional es como ser un pequeño dios -algo visto como el máximo logro obtenido en vida.

Un jefe debería ser alguien acaudalado y solvente financiera e intelectualmente, y haber contribuido sustancialmente al desarrollo de la comunidad.
El es conocido como "Erhuvwu del reino de Udu", o "su reverencia del reino Udu", y ha encontrado que su título tradicional lo ha colocado en "una clase especial".
"Usted no actúa como un hombre corriente nunca más. De hecho se supone que uno está en la escala más alta de la sociedad y eso lo coloca por encima del común", explica.
Influencia política
Sin embargo algunos, como Alhaji Abbu Mohammed, del norteño estado de Borno, cree que ese no es el único atractivo.
El ha heredado el título de "Yermima Kida del Emirato de Biu", que literalmente significa "Príncipe del área Kida".
"La mayoría de quienes parecen estar locos por los títulos lo están porque tienen algunas carencias o algunas insuficiencias", asegura.
Con frecuencia los títulos honoríficos pueden comprarse con una donación de 10.000 dólares a su área residencial.
"A partir del momento que alguien es financieramente boyante, lo próximo que viene es ser jefe, porque tiene más dinero".
El Yermima Kida dice que mucha gente utiliza sus títulos para obtener beneficios políticos.


"Es un reconocimiento de tu propio pueblo", dice Luke Ogedegbe, quien se convirtió en jefe en el sureño estado de Delta, en los 90s.

El es conocido como "Erhuvwu del reino de Udu", o "su reverencia del reino Udu", y ha encontrado que su título tradicional lo ha colocado en "una clase especial".
"Usted no actúa como un hombre corriente nunca más. De hecho se supone que uno está en la escala más alta de la sociedad y eso lo coloca por encima del común", explica.


Influencia política

Sin embargo algunos, como Alhaji Abbu Mohammed, del norteño estado de Borno, cree que ese no es el único atractivo.
El ha heredado el título de "Yermima Kida del Emirato de Biu", que literalmente significa "Príncipe del área Kida".
"La mayoría de quienes parecen estar locos por los títulos lo están porque tienen algunas carencias o algunas insuficiencias", asegura.
Con frecuencia los títulos honoríficos pueden comprarse con una donación de 10.000 dólares a su área residencial.
"A partir del momento que alguien es financieramente boyante, lo próximo que viene es ser jefe, porque tiene más dinero".
El Yermima Kida dice que mucha gente utiliza sus títulos para obtener beneficios políticos.


Lo vuelven una marca, especialmente los políticos, porque lo que quieren es venderse ellos mismos", dice.
Reginald Ibe, encargado de finanzas del pueblo Igbo, en el sureste, hace eco de esta inquietud.
"En los últimos tiempos los títulos han perdido su nobleza", afirma.
"Todo el mundo quiere tener alguno. La gran cantidad de doctorados honorarios que tenemos en el país es sintomático de una gente que ha fracasado en demasiados aspectos de su vida."


Muy costoso

Su título "Onwa netilora Omudo de Uzoagba" significa "El que ha traído la paz y la luna que brilla sobre Uzoagba", y le fue otorgado en los años 90 en agradecimiento por los trabajos que dio a los desempleados en su ciudad natal, en el estado de Imo.
El asegura que ahí no hubo dinero.
"En la actualidad usted encuentra ladrones armados, políticos corruptos y toda clase de gente que son jefes", dice, y agrega que "la adquisición de un título cuesta una fortuna".
Muchos nigerianos prominentes, incluidos varios líderes del pasado y de la actualidad, tienen algún título, bien sea tradicional, de enseñanza, profesional o religioso.
El expresidente Olusegun Obasanjo fue elevado a jefe poco después de dimitir como gobernante militar, en 1979.
En tal calidad, habría de liderar un gobierno democrático dos décadas después.


El presidente Umaru Yar´Adua ostenta, aunque rara vez lo usa, su tradicional título de "Matawalin Katsina" -"Custodio de las riquezas de Katsina", que le fue concedido por el Emir de Katsina cuando él fue gobernador.
Pero la moda de adquirir títulos no se limita a la élite política.
"La gente agrega cosas como 'Señor Ingeniero' a su nombre, una actitud pomposa" dice un hombre en Abuja cuando fui a recoger opiniones en la capital, acerca de la obsesión nigeriana por los títulos.
Una mujer puso en duda de que se trate de un fenómeno exclusivo de Nigeria.
"En el mundo en general, la gente respeta a quienes tienen títulos. Si usted no es nadie, lo miran por debajo del hombro y lo colocan en la silla de atrás", dijo.
Sin embargo los nigerianos deben darse cuenta de que mientras que un título puede aumentar el ego y garantizar el ascenso en la escalera social, el respeto que en el pasado se le asociaba, puede no estar garantizado ya.

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