viernes, 20 de julio de 2007

ACTUAR CON FE


La fe es una actitud de apertura a creer en lo que no se ve, pero que se muestra a través de acciones que sí se ven


Aunque la fe es la certeza o seguridad de que algo es verdadero, también requiere de entrega, compromiso y poseer un alto afán de superación. No basta con sentarse y esperar a que las cosas acontezcan por sí solas.

“Como parte de la esencia humana, la fe aparece por la necesidad de darle explicación a cosas que no tienen respuesta científica”, indica Julio César de León Barbero, director de filosofía social de la Universidad Francisco Marroquín.

Preguntas como “¿cuál es el sentido de la vida?” o, “¿qué hay después de la muerte?”, hace que muchos crean en la existencia de un ser supremo.

De esa cuenta, la fe se convierte para el ser humano en “el principal apoyo para su diario vivir, pues es como una luz que transmite verdades más allá de la comprensión”, manifiesta el padre Hugo David López, de la Basílica del Santo Cristo de Esquipulas.

Aparición de la fe


En el ámbito religioso, la fe de una persona surge, muchas veces, cuando suceden milagros, los cuales no necesariamente son acontecimientos espectaculares. Puede ser curarse de cáncer, pero también obtener un ascenso, ganar un curso del colegio o mantener a la familia unida a pesar de alguna adversidad.

Asimismo, el elemento “trágico” influye en la fe de los individuos. La muerte funesta de alguien que siempre hizo el bien, es considerada como una ruptura del ciclo natural. A partir de ese punto, se hace posible la entrada del “poder sagrado en el mundo de los vivos”.

Para los creyentes católicos, los fallecidos son capaces de interceder ante Dios en este mundo, pero debe tratarse de personas que vivieron haciendo el bien de palabra y obra. Muchos de ellos han sido proclamados santos por la Iglesia, para situarlos como un ejemplo.

“La vida, la experiencia y el sufrimiento de un santo, hacen que la gente deposite su fe en ellos para que funcionen como vehículos de intercesión con Dios”, refiere de León Barbero.

Para el padre David López, sin importar en lo que crea una persona, lo importante radica en que su fe sea lo suficientemente grande. Así aparecerán los milagros.

El factor sensorial

Para ciertas disciplinas de meditación, el sentido del tacto también está involucrado en las muestras de fe. Asimismo, algunos grupos como los carismáticos católicos o las iglesias protestantes, expresan la fe con el cuerpo a través del baile, las palmadas y otros movimientos.

En cuanto a esto, las muestras de adoración de la iglesia evangélica suelen ser más dispares, en tanto que para la iglesia católica, el rito principal es la misa o eucaristía, la cual prácticamente se celebra igual en todo el mundo y en todos los idiomas.

El fenómeno de fe a menudo se relaciona con determinadas áreas geográficas. De León Barbero expone que, por ejemplo, el catolicismo en distintas ocasiones ha construido sus iglesias en sitios considerados como sagrados. Tal es el caso de El Vaticano, que se dice que fue edificada sobre la tumba del apóstol Pedro.

Los santuarios, entonces, son puntos de llegada que representan una especie de cruce del tiempo y el espacio. El devoto se siente más inmerso en su propia fe en esos lugares que fuera de ellos, es un lugar que inspira respeto y positivismo, que ayuda a los fieles a despojarse de los problemas que le aquejan, que le da un nuevo brillo en el rostro para afrontar la vida diaria.

Asimismo, innumerables fieles sienten que sus pedidos son tomados con más fuerza en los templos. Ello explica la gran afluencia de personas a la Basílica de Esquipulas, por ejemplo, en donde se venera la imagen del Cristo Negro.

La fe, ¿puede curar?

Para millones de personas la fe sí puede sanar. “Este sentimiento es tan fuerte para algunos enfermos, que consiguen recuperarse satisfactoriamente”, manifiesta el psicólogo Carlos Carrera.

El experto indica que este elemento es indispensable en el proceso terapéutico. Si un paciente, al llegar al consultorio médico llegara con pesimismo, difícilmente podría encontrar alivio. “La fe es cuestión de actitud; con ella se logra estabilidad emocional”, apunta.

Existen a lo largo de la historia numerosos ejemplos de curaciones prácticamente inexplicables de graves enfermedades, gracias a la presencia de un personaje santo o bien a su intercesión.

Mover montañas

Reza el dicho popular: “La fe mueve montañas”. Sin embargo, esto no quiere decir que la gente se quede sentada sin hacer nada y esperar a que las cosas sucedan.

El padre David López indica que esta cita se deriva de la Biblia, en la que Jesucristo exhorta a la humanidad a actuar. Carrera apunta que la fe, en este caso, es una “motivación adicional” para hacer las cosas, así como que hay que contribuir, con el esfuerzo propio, a que las situaciones se originen.

Probablemente por ello el teólogo San Agustín dijo en el siglo IV: “Fe es creer en lo que no se ve; y la recompensa es ver lo que uno cree”, aunque no se trata sólo de una vivencia abstracta: debe ser demostrada con las obras.

Fuentes consultadas


•“¿Es una fe sincera la que no actúa?”. - Jean-Baptiste Racine, poeta francés.

•“Quien pierde su fe no puede perder más”. - Publio Siro, poeta romano.

•“El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”. - Madre Teresa de Calcuta, misionera.

•“La fe es un oasis en el corazón, que nunca será alcanzado por la caravana del pensamiento”. - Khalil Gibran.

•”Dichosos los que creen sin haber visto”. - Jesucristo.

•“No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo”. - Leon Tolstoi, escritor ruso.

No pierdas la fe

Recomendaciones para llevar una vida estable, mediante el poder de la fe:

Pónte en acción. No esperes a que las cosas sucedan por arte de magia. Actúa con fe.

La oración es saludable, pero también debe mantenerse con pensamientos y actividades positivas continuamente.

Siempre ten metas en la vida, ámate a tí mismo y no vivas con desgano o indiferencia.


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